Billy Haines, la estrella del cine mudo y principios del sonoro, que abandonó la pantalla a mediados de los treinta para convertirse en un destacado decorador de interiores, acompañó a Joan Crawford a la proyección de la Paramount. Al antiguo actor le encantó la película y cuando alguien comentó que las antiguas estrellas no eran tan lunáticas como Norma Desmond, ni las mansiones del cine mudo tan ostentosas como la de ella, Haines defendió la interpretación de Wilder. «Bebe Daniels, Norma Shearer y Pola Negri tenían casas con interiores tan feos como esa –explicó–. Pasé por aquel periodo con todas ellas. Chales de encaje dorado extendidos sobre pianos y estrafalarios jarrones llenos de sauce blanco. Nuestras casas despedían un olor a leche y ceniza» (Haines, en su carrera como decorador, ayudó a cambiar aquel estilo tan radicalmente que hacia 1950 era unánimemente calificado de horripilante).